domingo, 24 de junio de 2007

¿Qué es la poesía?

...es un acto de amor: crear presencia... Una presencia que sustituye a la falta de respuestas ante aquellas preguntas que no tienen respuesta.

(Roberto Juarroz)
La poesía es un lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad.

(Alejandra Pizarnik)
Si leo un libro [y] hace que mi cuerpo entero se sienta tan frío que no hay fuego que lo pueda calentar, sé que eso es poesía. Si físicamente me siento como si me levantasen la tapa de los sesos, sé que eso es poesía. Ésta es la única manera que tengo de saberlo. ¿Hay alguna otra?

(Emily Dickinson)

¿Qué es la poesía?

Recopilación y selección: Cristina de Berbari.

"La Poesía es la religión natural del hombre."

(Novalis)

...es una ausencia, algo de que carece el corazón del hombre y, más exactamente, aquello que el poeta tiene la facultad de poner en lugar de esa ausencia, de esa falta. Y no existe poesía verdadera sino allí donde ha sido colmado ese vacío que no podía serlo, de ninguna manera, por cualquier otra actividad o materia real de la vida.

(Pierre Reverdy)

La poesía es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida... La poesía es un desafío a la Razón, porque ella es la única razón posible...Ella es el lenguaje del Paraíso y el lenguaje del Juicio Final...

(Vicente Huidobro)

martes, 19 de junio de 2007


"Mi universo es casi todo agua."
Ricardo Molinari.

"No sueñes como en mi se sueña


para mis ojos todo lo que cae renace"

E.A.C.

Especial. Ruben Derlis.

Infinito

Espejo frente a espejo;
en el medio vacío y silencio.


Ruben Derlis.


Especial. Ruben Derlis.


PRIMAVERA

Con el azul y el verde


me hice un traje de música.



Ruben Derlis.

Especial. Ruben Derlis.

Amor

"Un día cualquiera asistimos a nuestro nacimiento."

Ruben Derlis.

Especial. Ruben Derlis.


Julio 20


hoy es julio
silencio y un día 20

imagen de ayer
tarde borrosa de aquel año
tus lentas manos sobre el mantel de grandes cuadros rojos
un libro dedicado sin pensar el después
en el bar de deán funes y belgrano

no sé si nos fuimos con la noche o quedamos allí
en el último gesto del amor que se apaga
de lo que no será

ayer cuando pasé estábamos charlando
y vos jugabas con las migas.


Ruben Derlis.

Especial. Ruben Derlis.


Hoy me sentí más solo que un reloj
que sólo él se escuchara,
rodeado por tu ausencia
que se quedó conmigo.

Entonces comprendí que la muerte
es la suma total de las esperas.

Especial Ruben Derlis.


INVIERNO

Junto al árbol más viejo de la calle
hallé un pájaro muerto.
TIEMPO

Como una araña anónima,
teje la fina red
que cada mañana rompe un niño.

miércoles, 13 de junio de 2007

Diarios.


Alejandra Pizarnik - 24 de agosto 1955

Arturo me presentó a unos amigos suyos: “Esta es Alejandra, la niña más dotada del mundo. Tiene todo lo que Dios puede conceder a un ser humano… y sin embargo, está siempre triste”.
Uno de ellos dijo que mi tristeza se manifiesta más en los labios que en los ojos.
El mozo del café me preguntó: “¿Y? ¿Hoy también opina que la vida es mala?”. Y se rió bondadosamente. Yo lo miré y sólo se me ocurrió que usa dientes postizos. Me dio un acceso de risa.
Le dije a Arturo: “Usted me hace fama de melancólica”. Contestó: “Es porque te quiero mucho”. (?)

1.


He dado el salto de mí al alba.

He dejado mi cuerpo junto a la luz

y he cantado la tristeza de lo que nace.
Alejandra Pizarnik.

Moradas.


En la mano crispada de un muerto,


en la memoria de un loco,


en la tristeza de un niño,


en la mano que busca el vaso,


en el vaso inalcanzable,


en la sed de siempre.


De "Los trabajos y las noches", 1965, Alejandra Pizarnik.
"Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú."

De "Los trabajos y las noches", 1965, Alejandra Pizarnik.

jueves, 24 de mayo de 2007

Mentiras.


¿Hay de verdad un rostro detrás de cada máscara?

13.





El centro del amor




no siempre coincide




con el centro de la vida.




Ambos centros se buscan




entonces como dos animales atribulados.




Pero casi nunca se encuentran,




porque la clave de la coincidencia es otra: nacer juntos.




Nacer juntos, como debieran nacer y morir todos los amantes.


Roberto Juarroz

Mujeres




Me gustan los colores de sus ropas,


su manera de andar,


la crueldad de algunos rostros


de vez en cuando la belleza casi pura de una cara


total y encantadoramente femenina.


Están por encima de nosotros


planean mejor y se organizan mejor.


Mientras los hombres ven televisión


toman cervezas y juegan al béisbol,


ellas, las mujeres, piensan en nosotros,


concentrándose,estudiando, decidiendo,


si aceptarnos,descartarnos, cambiarnos,


matarnos o simplemente abandonarnos.


Al final no importa ya que hicieran lo que hicieran


acabamos locos y solos.




Charles Bukowski

XIII


Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

¡Odumodneurtse!



Cesar Vallejo.

sábado, 19 de mayo de 2007

El Encantamiento.

La primera luz del amanecer entraba en el taller de sastrería por las ventanas sin cortinas. Los maniquíes parecían negros bultos sin forma.
La señorita Milli se sorprendió al encontrarse echada en el sofá sin el vestido. Al ir a extender la mano hacia la prenda, se asustó: no tenía brazos.
Cuando la señorita Milli se miró los hombros y vio luego las negras siluetas de los maniquíes, sintió un hondo desconsuelo: estaba como ellos.
Lentamente, a medida que crecía la luz, iban perfilándose las siluetas de los maniquíes. Pecho abombado, espalda erguida, caderas firmes y bien torneadas descansando sobre el pie.
-Ya se ha dado cuenta –susurró el maniquí más grande, al que se probaban los fracs y las americanas.
-Mira, está asustada –dijo otro.
-No te desesperes –la animó un tercero.
-No te aflijas. ¡Nosotros estamos contigo!
La señorita Milli escuchaba las voces tenues y amigas que sonaban en el taller y que salían de los maniquíes.
Tenía frío. Le temblaban los hombros. Se quedó echada en el sofá, muy quieta, mirándose.
-Lo sentimos mucho –dijo el maniquí más grande-. Menos mal que le ha dejado cabeza.
La señorita Milli callaba; todo le parecía borroso, confuso.
-Ahora que usted se parece a nosotros –empezó el maniquí grande, con voz aún más dulce y compasiva-, a pesar de que aún conserva la cabeza, ¿permite que le expliquemos lo ocurrido?
La voz esperaba.
Entonces, en el interior de un maniquí empezó a sonar el leve tarareo de una tierna alborada. El cantor se balanceaba suavemente, y la dulce y lenta melodía sonaba como un suspiro. ¿Así que todos aquellos maniquíes, inmóviles y oscuros, que la señorita Milli conocía desde hacía años, tenían vida? ¿Estaban vivos, y ella no lo había notado hasta ahora, cuando compartía su suerte? La señorita Milli se levantó, fue a la ventana y miró afuera. Sin volverse, preguntó:
-¿Ha sido el oficial?
-Ah, ya se acuerda –dijo el maniquí más grande-. Sí; ha sido él, el canalla más bestial que hemos visto en nuestra vida, ese gordo pelirrojo.
-¿Qué me ha hecho? –a la señorita Milli le temblaba un poco la voz.
-Ayer el maestro sastre le dijo que se quedara a trabajar hasta más tarde –le recordaron los maniquíes.
Ella asintió.
-Sí. Tenía que coser la cola del vestido azul de madame Soré.
-Ya se habían ido todos –prosiguió el maniquí más grande-. Usted estaba sola, cosiendo. Cantaba una canción para distraerse. Entonces el oficial volvió.
-Fue uno de los más viles atropellos que hemos presenciado –terció en la conversación otro maniquí-. Se le acercó por detrás, la agarró por los brazos, la lanzó en ese sofá y...
-¿Y...? –preguntó la señorita Milli.
-¡Usted se defendió! Lo arañó bien. Y me parece que hasta le mordió en una oreja. Usted peleó, señorita Milli, peleó como una heroína, pero...
-¿Pero? –jadeó la señorita Milli.
-Él es muy fuerte, ¿comprende?, no había esperanza, nosotros nos volvimos hacia la pared, temblando de vergüenza, por no poder hacer nada.
-Pero mis brazos... –sollozó la señorita Milli con súbita desesperación-. ¿Qué ha sido de mis brazos?
-Él no consiguió nada, señorita Milli –dijo el maniquí grande con suavidad-. Usted conservó la cabeza, él luchaba y al fin dijo...
-¿Qué dijo? ¿Qué dijo, por Dios?
-Dijo –prosiguió el maniquí con voz dolorida-, dijo: << ¡Pues serás como uno de éstos! >>. Y nos señalaba a nosotros. << ¡Sin brazos, sin piernas y sin... cara! >>
La señorita Milli se volvió lentamente.
-Sin... cara –susurró.
El maniquí grande, turbado, frotó el suelo con su pata de madera.
-Sí –murmuró-. Él...
-¿Qué? ¡Habla, por lo que más quieras!
Del cuerpo de los maniquíes salía un llanto suave que partía el corazón.
-Nos da usted mucha pena –decían entre suspiros.
-Le ha borrado la cara –murmuró el maniquí masculino-. Ya no tiene cara.
Lentamente, la señorita Milli se apartó de la ventana y fue hacia los maniquíes. La piel sonrosada de la mujer hacía un bello contraste con aquellos cuerpos negros. Al fin dijo:
-¿Entonces soy una de vosotros?
-Es un gran honor –dijo el maniquí masculino y, con movimientos rígidos, trató de hacer una reverencia.
-Siempre será la más hermosa. Aún tiene su pelo, su pelo suave de mujer. Y el contorno de su cara es bello y armonioso. Ah señorita Milli, es usted el maniquí más bonito que hemos visto en nuestra vida.
Las mejillas de la señorita Milli se ahuecaron en una sonrisa.
-Me quedaré entre vosotros.-¡Oh, qué alegría, señorita Milli! –exclamaron los maniquíes-. Haremos todo lo que podamos para que sea feliz. (1)


(1) "El encantamiento", del libro "El trapecio del destino y otros cuentos". Editorial Siruela. Traducción: Ana María de la Fuente.

En partes.

" ¡Qué suerte estar antes del principio! Nada puede pasarnos porque no podemos chocar con nosotros mismos. Cuando la abandonan un millón de glóbulos rojos, cuando su cuerpo se cubre de innumerables manchas rojas de alegría, escribe en el manuscrito de una anémica: "Alguien me recorre en un viaje a través de mi ser. Desde esta perspectiva, se cierra el círculo. Él me recorre por dentro y me rodea desde afuera - ésta es mi nueva situación-. Y me gusta. (...)Cielo azul de mediodía en primavera, ¿cuántas veces te has oscurecido de pronto, cuando llega el vahído, la súbita desintegración de lo que uno llama su seguridad? Por lo menos una vez y me estremezco al pensarlo. Yo he visto con espantosa nitidez esta repentina negrura. Y es que no todo el que es aniquilado mira al cielo. "
(...)Por la tarde se da cuenta de que ninguno de los invitados a la fiesta ha acudido. El que viene es el anfitrión que le ruega que salga inmediatamente de su casa(...)
(...)Como una clave, como una consigna le gritan: "Pues en tal caso tienes que ir a Wittenau."Ella sabe lo que esto significa. Conoce este nombre desde niña. En Wittenau viven los locos.(...)"

21 de diciembre

"Anoche tomé agua hasta las tres de la madrugada. Estaba un poco ebria y lloraba. Me pedía agua a mí como si yo fuera mi madre. Yo me daba de beber con asco."

Alejandra Pizarnik.
"Suicidarse es poseer aquella máxima lucidez que permite reconocer que lo peor está sucediendo ahora, aqui."

Alejandra Pizarnik.

El coloso.


Jamás conseguiré recomponerte del todo,
unir, pegar tus pedazos y juntarlos como es debido.
Rebuzno de mula, gruñido de cerdo y carcajadas obscenas
salen de tus enormes labios.
Esto es peor que un corral.
Acaso te consideras un oráculo,
portavoz de los muertos, o de algún que otro dios.
Llevo treinta años trabajando
para extraer el sedimento de tu garganta.
Sigo sin entenderlo.
Escalera arriba con botes de cola y Lysol
trepo como una hormiga en duelo
por encima de los campos de maleza de tu frente
para reparar las inmensas planicies de tu cráneo y limpiar
los blancos, desnudos túmulos de tus ojos.
Un cielo azul como de la Orestíada
Se arquea por encima de nosotros. Oh padre, tan solo como estás
eres hondo y denso en la historia como el foro romano.
Abro mi almuerzo sobre una colina de cipreses negros.
Tus huesos aflautados y tu pelo de acanto desbordan
su antigua anarquía hasta la línea del horizonte.
Haría falta más de un rayo
para crear una ruina así.
De noche me acurruco en la cornucopia
de tu oreja izquierda, al abrigo del viento,
y cuento las estrellas rojas, y las de color ciruela.
El sol sale bajo la columna de tu lengua.
Mis horas abrazan la sombra.
Ya no atiendo al encallar de las quillas
en las piedras desnudas del embarcadero.


Silvia Plath.

La máquina de hacer orgasmos.

Mi eugenista y brutal padre
mi soñado primer abortista
Fue un retórico de palabras que me quebró
Desde los puños hasta las manos.
Estaban muertos (los abortados)
mis graves contusiones
la cornea de sus cráneos azules.
Mi padre, mi raiz nazida[1] eugenesica
Quiso hacerme la bestia más perfecta del mundo
A mí, loca sangre de todos los escultores atávicos
nudo de existencias portadoras de nada,
Como mi primer amor
(detrás de la luz yo incendiaba las puertas),
Contra una pared yo le pedía jadear
los agujeros de la poesía,
Ahora crecía al placer lento de la aguja y la herida.
Y yo ya no amo todos tus suicidios médicos y aprobados
¿Tengo cuantos años?
Olvidé cuando vivía en las células de mi vida
Era la que se infectaba y mojaba /lenta y horrorosa/
Buscando así la forma de desanudar mi corazón.
Tengo en mí una voz que parece canta
cuando en realidad
no hace mas que ir de vez en cuando al psiquiatra
para curar el rasgo cardiovascular
de sus raquíticos labios.
Así es el silencio de las grandes
genialidades
los genitales desgarros en la mente.
[2]I’ m own the machine which makes orgasms
Como siempre volviendo hacia mi
Curada hasta el infierno,
Cruda hasta el infierno.
Desde los pies hasta la vulva seguirán faltando tumbas
Para succionar todos los niños que ya no busco.
*escrito durante una clase sobre eugenesia.

Marina Victoria.

[1]Palabra compuesta, nazismo/ nacimiento, recién nazido.
[2] Tengo la máquina de hacer orgasmos

The machine which make's orgasms


My eugenist and brutal father
My dreamed first abortionist
It was a windfall of words that broke me
from the fists to the hands
They were dead (the aborted ones)
My serious concussions
The cornea of their blue skulls.
My father, my eugenic root
Wanted me to become the most perfect beast in the world
To me, crazy blood of all the atavistic sculptors
Knot of existences that are carriers of no things,
Like my first love
(beneath the light I burned the doors),
Against one wall I ask him to gasp the holes of poetry,
I was now growing up to the slow pleasure of the needle and the wound
And I no longer love all your medically approved suicides
How old I am?
I forget when I lived in the cells of my life
I was the one infected/slowly and hideously/
Looking for the way of unknotting my heart
I had in me a voice that seems to sing
when in reality
just goes every once in a while to the psychiatrist
to cure the heart-like feature
of her famished lips.
That is the silence of the great
accomplishments
the genital tears in the mind.
I own the machine which makes orgasms
As always returning to me
Cured until hell,
Crude until hell.
From the feet to the vulva, graves would still be needed
To suckle all the children that I no longer seek.


Marina Victoria Dentice, Los años Vendados.

http://estatuitas-de-valium.blogspot.com

Esclerótica

El invierno nos trajo al infierno.
Escribir. Pero si estas deslenguada
/Imposible/
Soy yo en este cuarto de huesos
Es Satán moviendo a mi padre en su paladar.


Lime.


Estoy rota de asperezas. Conocer la trampa adelgaza los tobillos en la maleza. La belleza del iluso es promiscua entre dientes. La sangre confunde se vive de devoraciones. Se vive de pobres resultados si la tensión entre sorpresa y desilusión fuese otra, ¿qué haríamos recorriendo el cementerio de automóviles?...

LGH.